Y de repente… aparece la vecina-espía 🕵️♀️, la superagente86 (la del 8º6ª).
Se te lanza encima como si jugaras una final de rugby, mientras invade tu espacio vital:
«¡Que me he enterado de que Fulanito —sí, ese que está en todos los saraos— vende el piso! ¡Y es una oportunidad-oportunidad de verdad! La diseñadora del Bajos lo vendió más caro y eso que era el doble de grande, chato.”
Tú te quedas medio ‘pasmao’.
¿Pero esto a qué viene?
¡Ah, claro! Aquel día en que el cuñaosabelotodo (viene de cuña) dejó caer en la escalera que deberías cambiarte de piso…
Y claro, la superagente86 lo chafardeó.
Va a ser que sí 😅
Y mientras piensas, ya te ha metido en el ascensor, dirección piso-oportunidad. 🛗
Te avisa: el piso huele raro y tiene humedades…
“Fulanito ni sale de casa ni entra nadie. Solo yo. Ni aire entra ya.”
Bonito panorama.
Lo ves.
Y lo ves a él: el vendedor, emocionado, mostrándolo con entusiasmo. ¿Síndrome de Estocolmo? Probablemente.
Años allí encerrado…
Pero según la superagente, «está muy-muy barato».
Porque la Fulanita, la diseñadora del Bajos (otra que siempre aparece), vendió por ese mismo precio y eso que era más grande 😑
La cosa se pone seria:
Fulanito se muda junto a la familia al pueblo y necesita la señal YA. Esta semana.
👉 Tú no piensas avanzar.
No es tu momento. Lo sabes.
Pero… ¿y si te pilla justo cuando estás haciendo tus primeros pinitos?
Corres 🏃
Te entran las prisas.
Y las prisas… ya sabemos: no son buenas consejeras.
Pero quedarse dormido tampoco.
Entonces:
¿Qué hago? ¿QUÉ HAGO? 😵💫
💡 Controlar la velocidad del proceso para no salirte de la vía.
💡 Y si la operación marea… aparcarla.
Que si la compra otro, es que no tocaba.
💡 Quizás, mejor aún, dejar de conducir tú y
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Edu Báguena