El estudio se centra en el Barceloninus Eixamplerus porque su ADN es el mismo que el de todas las variedades de los Barceloninus, de manera que sus rasgos y estilo de vida general pueden verse aplicables para todas las zonas de la ciudad.

Recién llegados o arraigados desde su nacimiento, su forma de vivir-sentir la vida se alinea entre las cuadrículas que forman las calles.
Hábitat y habitantes tienen modus vivendi paralelos y que, no en vano, son la tarjeta de presentación de Barcelona:
Lo diseñó urbanísticamente Cerdà, que pareció vislumbrar un futuro donde pudiera irse encajando de manera ordenada un modus vivendi abierto al mundo.
Más que un diseño urbanístico de postal, es un diseño de su ADN.

Y, con nuestro atuendo de INDIANA CERDÀ i JONES nos disponemos a observar el día de un magnífico ejemplar de ‘Barceloninus Eixamplerus’ al azar.

Desde la almohada, abre los ojos hacia el techo -altísimo- y le da los buenos días una lámpara de araña de las de diseño, de aquellas que parecen salidas de ‘la guerra de los mundos’.
Ya en el baño, se golpea contento con ambos puños en el pecho. Se vanagloria de haber tenido la osadía de haber mantenido los detalles originales modernistas allí donde todos -¿Todos?- los han suprimido.

Arrastrando las zapatillas con cabeza de mono hacia la cocina, observa RESIGNADO que los hidráulicos en el suelo del pasillo necesitan cuidados otra vez.
El reloj lo asusta y huye hacia el salón sin dejarse el 1er avituallamiento del día.

Desayuna en un salón tan amplio como una pradera sin fin. Parece divagar pensativo, pero está intentando descubrir cosas nuevas en los frescos pintados de su techo -altíiisimo, claro-.
Un e-mail desde las cavernas bancarias le recuerda que toca salir a cazar y recolectar para suministrarles alimento. Sale al balcón para otear cómo pinta el día y observa hay obras al final de su interminable calle. Pero, ¿Qué no hay-ha.habido-habrá sin obras en Barcelona?

En un plis se ha vestido tan informal como elegante, combinando Marcas con caché y otras con ‘no tanto’. En esta jungla Eixamplera no le hace falta camuflarse:
puede ser como es.

En otro plis ha bajado cual Tarzán por las escaleras y se ha plantado en el hall de la finca sin reparar en su rancio abolengo. El deber le llama y no está por otra cosa.
Nervioso a todas luces, respira hondo se relajar y  se dispone a pasear rumbo a la oficina. 
Sin prisa pero sin pausa se desliza unas calles llenas de vida, entre las boutiques y tiendas de diseño que le salpican el itinerario agradablemente.
Lo ves detenerse y sortear los operarios de aquella obra le hace meterse con otros casi en otra finca. Ahí se agolpa con un grupo que etiqueta como VIAJERUS JAPONENSIS. Acaba de descubrir que el hall es una verdadera joya arquitectónica -¡1000 veces pasando por el lado!-. Sonríe:
Parte del encanto de ‘su Eixample’ es convivir con multitud cosas que muchos vienen desde muy lejos a ver y/o a vivir.
El tramo final hasta las oficinas le es muy placentero porque han convertido una calle con bastante tráfico en una gran zona peatonal. ¡Para algo las obras!

Mediamaña y un ‘kit-kat’ entre llamadas y reuniones para dirigirse a su café favorito. Claramente, el barista ya sabe cómo le gusta su café y donde parece conocerse con la mayoría de los otros consumidores. No hay dos mesas donde el perfil de los clientes sea semejante, salvo en la corrección y la educación. Tras un buen rato de departir con los de al lado, se acaba sentando con ellos: Sus convicciones pasan siempre por una mentalidad abierta.

Volver al trabajo y observar que el tráfico casi ha desaparecido le sorprende hasta que cae en cuenta de que no es hora punta y las ‘obras aquellas’ se acabaron. Tampoco hay manifestaciones a la vista. Otra cosa sería en la celebración de SANT JORDI, donde l’Eixample se viste espectacularmente con paradas de rosas y de libros. Se festejan antiguas tradiciones que datan del Siglo XV (regalar a la enamorada una rosa roja como la sangre del Dragón del que ‘se cuidó’ Sant Jordi) a la vez que se incorpora más nuevas (1930-Día Mundial del Libro) de regalar un libro al Caballero. Podría decirse que este un día es un fantástico representante del carácter CATALANUS al que pertenece el EIXAMPLERUS:
Si es laborable se trabaja (el catalán es así), aunque el Amor y la Cultura más el sentimiento de pertenencia -incluso de los recién llegados- a Catalunya presidirán todo lo que haga.

Hora de comer: ¿Taper en un banco del parque? ¿El Restaurant de los menús caseros? ¿Probar uno de los 1.000 que siempre están dispuestos a sorprenderle por algo? Se decide por éste y así compartirá el descubrimiento a otros congéneres de BARCELONINUS.
A la tarde, tras salir del trabajo, se plantea posibles actividades:
Estamos en el centro de Barcelona y sus sentidos le advierten que está a un paso de la acción, sea donde sea, o a medio paso si está ahí -hay de todo-. También sabe que tardará una ½ hora en llegar a cualquier punto extremo de la ciudad…
Duda porque puede elegir:
Tanto en el espíritu del Eixamplero como en el del mismo Eixample, lo cuadriculado y planificado siempre deja lugar a la evolución de las especies.

La noche le va llevando de retiro a sus aposentos pero una llamada le alerta. Se le abre la posibilidad de disfrutarla y le hablan de varias alternativas que combinan lo consagrado con lo novedoso. Se encontrará en rincones con perfiles de estilos de vida para todos los gustos en perfecta armonía y él lo sabe.
Peroooo…
¿Sabe ser parte de una comunidad vibrante, creativa y abierta al mundo?
¿Sabe que ha hecho su día entre los iconos de una de las ciudades con más calidad de vida del mundo?
Puede que piense a veces en su gran suerte, pero el deber le llama…

Edu Báguena